martes, 23 de junio de 2009

THE HOUSE OF THE RISING SUN (I)

Empiezo con esta entrada una serie de artículos sobre versiones tributo de temas magníficos de la historia de la música. Sin más preámbulos para dejar todo el espacio posible a las canciones, comienzo esta espero que larga serie con The House of de Rising Sun ó Casa del Sol Naciente cuya versión más conocida quizá sea la que interpretaron allá por 1964 el grupo británico The Animals, liderado por la portentosa voz de Eric Burdon.


Esta versión calificada como el primer éxito del folk-rock, es una magnífica muestra de rock progresivo sustentado por unos teclados que casi hechan humo durante la parte final del tema. Sin embargo, esta versión tiene sus detractores ya que The Animals cambiaron el sentido de la letra que originalmente trataba de una mujer que termina prostituyéndose en la casa del sol naciente, para hacerla más suave al paladar de la todavía timorata sociedad de mediados de los 60. The Animals cantaba la historia desde la perspectiva de un jugador borracho que narra como esa casa de juego es su perdición.

Unos años antes, en 1961, Bob Dylan la grabó en su versión original más cruda. No es con mucho tan poderosa como la anterior, aunque sí más fiel con los orígenes del tema que se remontan al siglo XIX. Aquí os dejo su versión para los incondicionales del cantautor estadounidense.




Los orígenes de la canción se remontan a la segunda mitad del XIX como ya dije, algunos la relacionan con un prostíbulo de New Orleans que regentara una tal Marianne Le Soleil Levant entre 1862 y 1874, de cuyos apellidos traducidos al inglés tomaría el nombre el prostíbulo y por ende la canción, aunque parece más bien una historia traída al pelo para turistas ávidos de curiosidades (aparece en una guía de la ciudad). Otros opinan que es una melodía de origen inglés, con letra de dos americanos de Kentucky. Sea como fuere, uno de los primeros en grabarla fue Clarence "Tom" Ashley que lo hizo en 1933, aunque el primero que obtuvo un éxito comercial con ella fue Roy Acuff quien grabaría esta balada country cinco años más tarde.




En 1977 la banda de Johannesburg HOT R.S. iniciaría su carrera con una extensa versión disco (casi un cuarto de hora) completamente diferente como podéis suponer de las anteriores, no digamos ya de las primeras versiones blues y country. Este fue el primer EP del grupo, cuyo nombre es un acrónimo del título de la canción (House Of The Rising Sun). También os la dejo para que la disfrutéis ya que es magnífica.







Una versión mucho más próxima aunque algo más pausada que la de The Animals es la que el grupo británico Geordie afincado en Newcastle realizara en 1974, pero ¿quienes eran esta gente para que merezca la pena incluirlos en esta entrada? A ver si con la portada del disco os suena la cara de alguno de ellos ¿no?. Debéis centraros en el vocalista que es el que está en la parte inferior de la portada sosteniendo un puro, curiosa manera de cuidar su voz, su nombre es Brian Johnson ¿aún no os suena? seguro que si os digo que actualmente es el vocalista de AC-DC, puesto que ocupa desde la muerte de Bon Scott la cosa cambia ¿verdad?





Como ya se está alargando demasiado esta entrada y, supongo que son demasiadas versiones del mismo tema como para escucharlas todas de una tacada, voy a poner la última versión por hoy también diferente (muchas más esperan en la recámara para otra ocasión). En esta ocasión la versión jazz-funk que realizara en 1976 Idris Muhammad, un percusionista de New Orleans nacido Leo Morris, que al igual que Classius Clay tras su conversión al islam se cambió de nombre.


HINDUISMO DESPIADADO - (Occidente hipócrita I)

El pasado día 19 de junio falleció Vicente Ferrer en su casa de Anantapur (India). A Vicente le cambió la vida cuando fue enviado como misionero jesuita a Mombay, donde no dejaría de ayudar a los más pobres. Expulsado de la India, regresó al poco tiempo para dejar la Compañía de Jesús y crear su propia Fundación que, siempre en la cuerda floja por falta de recursos no fue óbice para apoyar a miles de campesinos necesitados, fundar cientos de escuelas y crear hasta cinco hospitales en una de las regiones más pobres de la India. Fue reconocido internacionalmente, entre otros galardones recibió el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998. Prensa, radio y televisión han recogido la noticia. Internet se ha vuelto inundada estos días con artículos sobre el suceso y sobre su vida y obra. Miles de personas han asistido a su entierro en el día de ayer, declarado funeral de estado en la India.

Cuatro días antes, el 15 de junio falleció también en la India un joven hindú desconocido para todos, uno de esos millones de pobres que viven en aquel país. No fundó nada, no ayudó más que a los suyos con lo poco que podía ganar cuando conseguía algo. Anil Kumar, que así se llamaba, pertenecía a la casta de los "dalits" o intocables, se ganaba la subsistencia que no la vida con los trabajos más miserables, ya que era considerado según el sistema tradicional de castas hindú como menos que un excremento. Su familia lo llevó al hospital público del destrito de Hamirpur en la región norteña de Uttar Pradesh para que fuera atendido de unas quemaduras provocadas por una electrocución, sin embargo, los médicos del hospital rechazaron atenderlo según el agente encargado de la investigación porque "no tenían como objetivo tratar a los pacientes de castas bajas". Los mass media tradicionales no recogieron la noticia de su muerte, en internet pocos sitios (aquí y aquí) la mostraban. Sólo su familia debió asistir a su cremación como establece la religión hindú, aunque desconozco si tendrían siquiera dinero para comprar la leña necesaria para ello.

Vicente Ferrer luchó por sacar de la pobreza más miserable a miles de marginados, su labor seguramente es digna de elogio. Anil Kumar era uno de esos parias que Vicente Ferrer seguramente habría ayudado si hubiese tenido la fortuna de vivir en la región donde éste ejercía su laico ministerio. La noticia del segundo ha circulado sin pena ni gloria, sin levantar prácticamente una pizca de indignación en el primer mundo, eclipsada por la abrumadora avalancha informativa del primero.

En este primer mundo que vivimos, en el que creamos blogs donde criticamos la hipocresía de los diferentes credos cristianos, los sinsentido de sus clases dirigentes, donde adoctrinamos contra el fundamentalismo musulmán y contra la marginación que sufre la mitad de su población, no somos menos hipócritas al ensalzar al hombre que dedicó su vida en ayudar a los más necesitados y sin embargo, olvidarnos precisamente de aquellos a los que prestaba su ayuda, no somos menos marginadores al olvidarnos de que existen otras religiones tan fundamentalistas, crueles, ilógicas e inhumanas como las más próximas que nos dignamos criticar, y sin embargo no nos merecen más que un simple par de entradas en algunos blogs marginales como éste.

Si la obra de Vicente Ferrer sirvió para algo deberíamos haber dado una mayor difusión al lamentable suceso de la muerte de Anil Kumar. Nuestra arrogancia y vanidad se ha visto colmada con el recordatorio de la vida y obra de Vicente Ferrer con la que nos damos por satisfechos, pero no seguimos su ejemplo, no deseamos mancharnos con la inmundicia de esos millones de desharrapados. La marginación de los intocables en la india tiene su base en la infinidad de ritos que conformar el hinduismo, una religión arcaica y obsoleta en el mundo que vivimos, pero que aquí, en occidente nos parece tan lejana que ni siquiera nos merece la pena escribir unas pocas líneas para criticarla. Descansen en paz ambos. Ojalá estuviese equivocado y existiera una nueva vida tras la muerte no para premiar la bondad de Vicente Ferrer, sino para recompensar una vida llena de sufrimientos y miseria como la de los millones de intocables que como Anil, viven bajo el yugo de su absurda religión.

lunes, 15 de junio de 2009

ULTIMAS POSESIONES ESPAÑOLAS EN OCEANIA (1ª parte)

De todos es más o menos conocido que España liquidó su imperio colonial (dejando de lado las aventuras africanistas posteriores) acabando el siglo XIX con motivo de la guerra de 1898 contra los EEUU. Dicho año durante el que se liquidó la contienda marcó el final de una época para nuestro país del que surgió un movimiento cultural y político renovador y crítico con la Restauración que pretendía devolver a la metrópoli el orgullo perdido. Lo que no todos saben es que el punto final a las últimas de nuestras posesiones ultramarinas en la zona del pacífico se alargó en el tiempo unos pocos años más, realmente no se produjo de manera formal hasta comenzado ya el siglo XX a causa del olvido o desconocimiento de los políticos norteamericanos encargados de firmar el acuerdo de paz, circunstancia ésta que el gobierno español de la época intentó aprovechar en beneficio propio.

El conflicto con los EEUU surge del interés que éstos venían demostrando hace tiempo por Cuba con el oscuro propósito de expandir su área de influencia en el Caribe a costa de las posesiones españolas (titular de un imperio colonial en franca decadencia) y con vistas a asegurar las rutas marítimas que crearía la futura construcción del canal de Panamá, un proyecto que ya venía de largo; y ya sea porque aprovecharon la oportunidad del accidente del Maine en el puerto de La Habana o éste fuera provocado a fin de conseguir una excusa por la que poder declarar la guerra, lo cierto es que la superioridad naval de los EEUU humilló en pocos meses a la marina de nuestro país (aunque esto último también es objeto de controversia), viéndose ésta obligada a entregar la mayoría de sus territorios ultramarinos a los EEUU ante el temor de que el conflicto se extendiera a la península e islas Canarias [1].

Si bien en el Pacífico inicialmente los americanos no tenían intereses, fueron alentados por el Reino Unido para extender la contienda a las posesiones españolas con la que la pérfida albión había tenido algún encontronazo escasos años antes por establecer áreas de influencia en la zona, más concretamente al norte de Borneo [2]; por ello la flota estadounidense que se encontraba oportunamente fondeada en Hong Kong realizando maniobras navales antes incluso de que se produjera el incidente del Maine, se dirigió a las Filipinas para entablar combate con la flota española del pacífico destrozándola en la batalla de Cavite (01.05.1898). La posterior toma de Guam (21.06.1898), la más importante de las Marianas y la mayor de la miríada de islas que formaban el resto del imperio español en el pacífico fue un hecho anecdótico que reservo para otra entrada, sólo quedaba la ocupación asegurada ya la retaguardia, del territorio filipino controlado por los españoles que culminaría con la toma de Manila (13.08.1898).

Habiendo corrido similar suerte las posesiones caribeñas, a España no le quedó más remedio que claudicar y aceptar las condiciones que impuso el vencedor. El acuerdo de paz impuesto se firmó en París el 10 de diciembre de 1898, debidamente ratificado por ambos países como el mismo acuerdo estipulaba, y canjeadas estas ratificaciones en Washington el 11 de abril de 1899, dicho acuerdo se hizo de público conocimiento en España con su inserción en el nº 123 de La Gazeta de Madrid del día 3 de mayo de 1899. Como se puede comprobar al cotejar las fechas, todas estas formalidades se concretaron todavía en el siglo XIX. Por este tratado España cedía:

Art. I - Todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba
Art. II - La isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo su soberanía en las Indias Occidentales, y la isla de Guam en el Archipiélago de las Marianas o Ladrones.
Art. III - El Archipiélago conocido por las islas filipinas, que comprende las islas situadas dentro de las líneas siguientes: ... [3]

Pasa entonces a detallarse en el acuerdo, desconozco el motivo, las líneas de longitud y latitud que engloban a las islas de soberanía española encuadradas todas bajo la denominación de archipiélago filipino, cuando en el artículo II se pretende lo mismo sin necesidad de especificar los paralelos que delimitan las posesiones caribeñas tan sólo indicando en este caso: "...las demás que están ahora bajo su soberanía"[3] . Es preciso señalar que, aunque se delimite un territorio marítimo, del mar interior no se transfiere su propiedad, ya que ningún país tiene derecho a poseer una zona de océano, simplemente pretendía recoger en una especie de lazo todas las islas que se encontraran dentro de dichos límites.

El motivo por el que se hizo de esta manera con el archipiélago filipino lo desconozco, probablemente fue motivado por la mayor extensión de éste frente a las posesiones caribeñas, y quizá también por la mayor problemática sobre los derechos de propiedad de las potencias europeas, todavía sin delimitar claramente en esa zona del mundo; España misma mantuvo varios conflictos en el Pacífico durante el siglo XIX en la que intervinieron algunas potencias europeas que espero poder comentar en otras entradas. Los EEUU únicamente pretenderían con esos límites exactos determinar claramente que territorios pasaban a ser de su soberanía tras el acuerdo de paz.

Así pues la delimitación del archipiélago filipino por coordenadas fue impuesta por la nación victoriosa, España fue a París a acatar simple y llanamente como vencida cualquier acuerdo que le impusieran, y así fue firmado y ratificado como ya comenté anteriormente.

La cuestión es que dentro de los límites establecidos por los EEUU quedaron fuera dos pequeñas islas que formaron parte del antiguo sultanato de Joló, incorporado a las Filipinas por España a finales del XIX y formalmente reconocida la soberanía Española sobre dicho archipiélago por el Reino Unido y Alemania tras el tratado de Madrid de 1885, aunque en la práctica las últimas islas del sultanato se incorporaran a España algunos años más tarde de la firma de dicho tratado. Quizá fue ésta también una de las razones por la que no estaban nada claros los límites jurisdiccionales en dichas aguas, a consecuencia de ello las islas de Sibutú y Cagayán de Joló en el verano de 1899 aún seguían siendo de derecho de propiedad española, ya que no de hecho.


El conflicto por dichas islas se originó un año más tarde, con motivo de la noticia de la ocupación militar de EEUU de la isla de Sibutú aparecida en la prensa norteamericana, ante la que España presenta una Nota de protesta fechada el 6 de febrero de 1900 por la que reclamaba la devolución de dichas islas en los siguientes términos:

Al celebrarse el mencionado Tratado los Delegados americanos impusieron la demarcación que les pareció conveniente, y los Delegados españoles se concretaron a aceptarla, pues no tenían medios de resistirla (...). En este caso espero que sin pérdida de tiempo se den las órdenes oportunas para que aquellas fuerzas se retiren. [1]

¡Sí señor!, acabábamos de perder una guerra de un modo humillante y con dos pares de narices exigíamos ante la nación que nos había vapuleado la devolución de unas islas minúsculas que por otra parte no íbamos a poder ocupar, ni mucho menos mantener.

Los intercambios de notas y entrevistas se sucedieron los meses siguientes, tras los que los EEUU insistían en que había que atenerse a las intenciones de los firmantes del Tratado de Paz (pérdida de todo el archipiélago filipino) y no a lo reflejado tan concretamente en el mismo como alegaba el gobierno español, que insistía con razón en lo peligroso de interpretar los acuerdos internacionales y no atenerse a lo suscrito en ellos de esta manera:

...debo protestar contra la peligrosa doctrina que la Nota de ese departamento de Estado, a la que tengo la honra de contestar, pretende establecer. Si fuera lícito, después de firmado un contrato en términos explícitos y claros, rebuscar e interpretar las intenciones de los contratantes, no habría Pacto, ni Convenio, ni Tratado que fuera seguro, ni que tuviera valor alguno. [1]

Tuviera la intención España de mantener aquellas lejanas y únicas islas bajo su dominio (ya se habían vendido a Alemania el resto de posesiones del Pacífico) o simplemente pretendiera sacar tajada de aquel olvido de diciembre de 1898 en París, lo cierto es que ambas islas fueron objeto de un nuevo tratado con los EEUU, en este caso no es un acuerdo de paz, sino un tratado de cesión de soberanía por parte de España, ya que ambas naciones habían dado por concluidas sus discrepancias tras el Tratado de París.

Dicho acuerdo de cesión se justifica porque se pretendía "evitar cualquier desavenencia a que pudiera dar lugar la interpretación del artículo 3º del Tratado de Paz" [4], y estaba constituido por un único artículo donde se cedían todas aquellas islas del archipiélago Filipino que quedase fuera de los límites establecidos en el Tratado de París.

El tratado fue redactado por duplicado en la ciudad de Washington el 7 de noviembre de 1900, aún en el siglo XIX (si bien algunos pueden pensar que ya estaríamos en el XX); aunque como el anterior tratado de paz para que fuera totalmente legal debía ser ratificado por ambos países y canjeadas dichas ratificaciones en el menor tiempo posible. Dichos trámites culminaron con el canje de las ratificaciones el 23 de marzo de 1901 en Washington, ya en el siglo XX, no haciéndose público en España hasta su inclusión en el nº 236 de la Gazeta de Madrid de 24 de agosto de 1901.

Así que se puede afirmar sin riesgo de cometer ningún error, que España perdió lo que restaba de su anterior inmenso imperio colonial en los albores del pasado siglo, aunque solo fuera de una manera testimonial y a cambio de 100.000 $.

Fuentes:

Libros
[1] Imperialismo, relaciones internacionales y derecho internacional en Extremo Oriente (Filipinas) 1830-1898/1914 - Luis Eugenio Togores Sánchez
[2] Cuarteroni y los piratas de los Mares del Sur - Alicia Castellanos

Documentos
[3] Tratado de Paz de París
[4] Tratado de cesión de Sibutú y Cagayán de Joló

Páginas web
http://www.eldesastredel98.com/

ALBERTO MONTT

Acabo de incorporar al blog un gadget que enlaza con el blog "Dosis diarias" de Alberto Montt. Se trata de un ilustrador chileno que mantiene su blog con entradas única y exclusivamente integradas por viñetas de un humor irreverente y absurdo en ocasiones, pero que no por ello deja de ser inteligente, elaboradas todas con un cuidado exquisito por los detalles y el acabado. Montt no sólo es un cuenta chistes, historietas o chascarrillos más o menos ingeniosos, sino que cada uno de ellos va acompañado de un grafismo propio y elaborado que los hace singulares hoy en día, donde prima el mensaje directo casi sin elaboración. Según nos relata el mismo, estos son sus orígenes:

Si de pequeño me hubieran preguntado qué quería hacer en la vida ¡Sin duda habría respondido que dibujar!. Tengo la suerte de hacer lo que me gusta y vivir de ello. Soy ilustrador hace casi una década. Mis trabajos han sido publicados en los principales medios de prensa escrita en Chile y Ecuador, donde viví 25 años, y he ilustrado más de 35 libros de literatura infantil y juvenil.

El humor siempre fue una fuente de inspiración y una constante herramienta de reflexión y crecimiento en mi vida. Gary Larson, Quino, Fontanarrosa, Les Luthiers, Radio free Vestibule, Monty Pyton, Mitch Hedberg, Oscar Wilde, Sarah Silverman, y muchos otros me han ayudado a ver la vida desde una perspectiva diferente. Es por esto que hoy tengo un proyecto personal, un blog http://www.dosisdiarias.com en el que ilustro las idioteces que tengo en la cabeza, simplemente por el gusto y la necesidad de exorcizarlas. Y, aunque he descubierto que, lejos de terminarse, siguen apareciendo, hoy no puedo parar.

Tiene algunos libros publicados, uno de ellos recoge una recopilación de las viñetas que han ido apareciendo en el blog que iniciara en noviembre de 2006 titulado En Dosis Diarias, editado por Ediciones B. Habiendo recorrido su blog de principio a fin, puedo decir sin temor a equivocarme que su libro es una fuente segura de humor de calidad que no desentonará en ninguna de vuestras bibliotecas. Además del gadget dejo a continuación una de sus viñetas que, no se por qué motivo le tengo un especial aprecio.

Fuentes:
http://www.indie.cl/